La insólita muerte de Isadora Duncan.

Isadora Duncan una bailarina estadounidense, considerada como la que rompió los paradigmas de la danza mostrando su baile expresionista contra la rigidez del ballet clásico, desde los pasos que usaba, hasta el montaje de escena y el vestuario.

Nacida en San Francisco, California.el 27 de mayo de 1877. Fue influenciada en su estilo de baile por las olas que observaba cuando jugaba en la playa, posteriormente se mudó a Londres y luego a París, durante su estadía en la primera, se la pasaba en el Museo Británico, fascinada con las expresiones artísticas de la antigua Grecia, al igual que en la National Gallery de Londres, el Museo de Louvre y el Museo Rodin en París.

Isadora no solo tuvo una muerte absurda, su vida en si fue muy trágica, un padre que abandonó a su familia cuando era muy pequeña y acusado de fraude bancario; el comienzo de una leyenda que hablaba de una maldición que esta poseía y que afectaría a todas las personas a las que ella entregara su amor.

El primero de ese "maleficio" fue el polaco Iván Miroski, quien fue consumido por unas fiebres muy fuertes después de su separación con Duncan. Después de esto, varias de sus siguientes parejas se vieron envueltas en sucesos extraños o desapariciones., así su relación haya sido ocasional o duradera. De esto no se escaparon sus hijos, Deirdre y Patrick, quienes fallecieron un accidente cuando el auto en el que iban junto al chófer y la institutriz, le fallaron los frenos, cayendo así en el río Sena. Este hecho ocurrió en una época muy importante para Isadora, una donde estaba en la cima de su carrera, por lo que después de esto quedó devastada, abandonando todos los compromisos que tenía, interrumpiendo su carrera para dedicarse solamente a la enseñanza. 

Unos años después conoció a Sergei Esenin, un cantor y poeta de la Revolución de 1917. Pero esta unión resultó en fracaso debido al estado en el que este caería durante los viajes que hicieron a Europa y Estados Unidos. Tal fue el estado del poeta que se convirtió en un misántropo y alcohólico, que después del divorcio con Duncan, terminó suicidándose.

El final de esta trágica vida, termina con un absurdo accidente el 14 de septiembre de 1927. Ese día, Isadora había decidido pasear para despejar su mente, se encontraba en Niza, Francia; viajaba en el asiento del copiloto en un Amilcar francés modelo GS de 1924 cuando el chal rojo que cargaba alrededor de su cuello se enreda en los radios de una de las ruedas posteriores, estrangulándola en el acto.

Cuentan que lo último que dijo esta bailarina fue "Je vais à l'amour" (Me voy al amor).